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02 febrero 2016

Un soportal 'brooklynite'

Bushwick, Brooklyn, Nueva York
31 de enero de 2016

Érase una vez una galería de arte en Bushwick que tenía una web un tanto rara con información rara. Érase una vez una galería que se encontraba en un sitio extraño y érase una vez dos personas que iban en su búsqueda. Cuando estos sujetos llegaron al sitio (tras haber pasado por delante y haberlo obviado una primera vez, dado a la falta de señalización del lugar) decidieron que no era una buena idea ir a un sitio de arte subversivo. Es decir, uno de los sujetos opinaba que los momentos de trastorno no se eligen y que si se puede, generalmente, se huye de ellos.

De ese mismo pensamiento es de donde, probablemente, nació la idea de la cafetería que compartía pared con tal galería. De la idea de ofrecer cobijo a la gente afectada por haber traspasado las puertas del sitio colindante o de la idea de ofrecer una alternativa opuesta en un sitio perdido, si el individuo decide no entrar finalmente. Pues eso, que los dos sujetos anteriores entraron en una cafetería muy bonita con un área lleno palés y cajas detrás de la barra. Una cafetería un tanto mal distribuida pero muy bonita, según ellos. Un modelo de negocio nuevo que se escapaba a sus entendimientos, cuyas opciones de funcionalidad eran varias y así las enumeran: 

1. Es una cafetería y un almacén que no tiene nada que ver con el café, que alquilan, sino, por ejemplo, a una empresa de industria maderera. 
2. Es una cafetería que cuenta con un almacén con funciones de decoración.
3. Es una cafetería y su propio almacén, cosa lógica.
4. Es un lugar, afiliado al museo perturbador. Es el punto real que genera beneficios a la galería. No es una cafetería. No hay un almacén. Es un lugar situado en el ámbito del subconsciente al que nadie ha acudido y en el que nadie se ha tomado un chocolate caliente. 

Sí, eso es.

El revelado especulativo de la experiencia. / T. R.