Páginas

21 febrero 2015

Orbital

Esa mañana llevaba la camiseta puesta al revés. Con las prisas no le había dado tiempo a darse cuenta de que se le veían las costuras y la etiqueta, ni de que la forma del escote estuviera en la espalda. Como siempre, había limpiado la cocina de la forma en la que buenamente pudo: barrió el suelo, ordenó en el frigorífico la comida que había sobrado del desayuno y además fregó las tazas y los platos sucios. Hizo la cama con mucho cuidado, porque a ella le gusta que las sábanas no tengan arrugas. Algo no encajaba. No era la camiseta. Salió, cogió el ascensor de la izquierda, revisó el correo y vio que había un catalogo de bodas que era para los vecinos del cuarto.

                                                                                      ø        

Se quedó mirando ensimismada la luz del semáforo:
con sus cambios rítmicos que parecían rápidos
la saturación y el brillo justos.
El cristal de sus gafas se pintaba alternativa y parcialmente de esos colores intensos.
Era todo oscuro.


Casi todo estaba negro. La Luna reflejaba la luz del Sol y sus ojos no percibían la potencia luminosa procedente de las bombillas protegidas por las farolas, situadas equidistantes y paralelas en la avenida. [Era el semáforo]. "Esos monigotes se persiguen", llegó a decir en voz alta. Le habló a la madrugada y no le respondió. 

15 febrero 2015

Asomarse a la vía

Cierto
Contundente, no.
Lucidez congénita.
Inquietud fría.

Nudo
Ayer sigilo:    
explota el ruido,
síncope crudo.

Abrigo
En mis bolsillos
las llaves y nada más.
Manos guardadas.